Cazadores de sombras

Siempre he pensado que el amor te vuelve estúpido. Te hace débil, un mal cazador de sombras. Amar es destruir. Yo creía eso. Pensaba que ser guerrero significaba que no te importase nada. Y entonces te conocí y vi lo mucho que amabas a tu madre y a Simon. El amor no te volvía débil, te volvía más fuerte que cualquiera que hubiera conocido nunca. Y comprendí que el débil era yo.

-Clary, no me importa si todo el mundo se va, si me dicen todo el tiempo que no pertenezco a ningún sitio o incluso que me recuerden lo odioso que resulto ser para ellos, simplemente me basta con que...

-Con que no te lo diga, lo sé, lo sé -murmuró inquieta.

-No, no me basta con eso. Si no me lo dices me haces creer que no lo piensas, incluso si lo haces. Lo que yo quiero es que no lo pienses, que no me veas como los demás.

-Sabes que no lo hago. Para mi no eres ni la mitad de sexy e inteligente, como dicen otros. Para mi solo eres Jace, el chico que no deja de perturbar mis pensamientos, incluso los días más nublados.

-¿Qué tiene que ver el clima?

-Los días brillantes me recuerdan a ti, por tu pelo... tiene el color del sol en su día más hermoso.

Clary no entendía porqué él sonreía así, pero acaso, ¿alguna vez había comprendido eso? Lo amaba, eso sí era seguro.

-Te amo, Clarissa -dijo Jace, tomándola por la cintura, obligándola a besarlo y sin ser para ella una obligación.